¿Qué quiero de la vida o qué ofrezco a la vida?

Por Herman Duarte, originalmente publicada en LPG

Las preguntas muestran dos caras de la misma moneda.

La primera está en una posición que depende de circunstancias fijas, sin campo para la espontaneidad. La segunda, por el contrario, tiene como esencia la flexibilidad y capacidad de adaptarse ante las adversidades que podemos tener frente, como limitantes de movimiento. La primera se centra en recibir, la segunda en dar. Vivimos no para ver qué podemos obtener de la vida; sino para ver qué podemos darle de regreso. ¿Cuál es nuestra razón de ser? ¿Por qué estoy en este mundo? ¿Estoy en una posición para ayudar a mi prójimo? Son cuestionamientos que abren las puertas de la recámara donde yace nuestro propósito. Siguiendo al Dr. Paul Dolan que dicta la clase de "Felicidad" en la London School of Economics and Political Science, entendemos que la felicidad consiste en el sentido de placer y propósito que recibimos por lo que hacemos, lo que somos y lo que pensamos.

De esta manera entramos a una zona de poder, obtenemos una capacidad de agencia para relanzar lo que podemos ofrecer, a pesar de las adversidades. Al replantear nuestro pensamiento sobre la segunda pregunta, entramos a una zona de crecimiento, recordando: "no existe crecimiento en la zona de confort, ni confort en la zona de crecimiento" (Justin Faerman & Jackie Knechtel).

Este esquema nos aleja de una zona de inacción, de estar amarrado a las circunstancias de restricciones, de sentir miedo, y nos invita a viajar a nuestro interior para identificar herramientas, conocimientos y habilidades que podemos ofrecer a los demás. No dudemos que nuestros talentos le puedan servir a alguien. Siempre el primer paso será creer. Si crees que puedes hacerlo, ya vas por buen camino. Si crees que no podrás, ahí tienes tu respuesta de por qué no salen las cosas. Esa creencia es la esencia de lo que atraen: prosperidad, inversión, turismo, salud, seguridad. Creer nos empuja a recordar que mañana puede ser mejor. En creer yace la esencia de la esperanza. Lo que creemos, eventualmente atraemos.

Este cambio de paradigma es una invitación a una introspección (aprovechando que Júpiter está retrógrado) que nos lleva a cumplir con una finalidad de reinventarnos. La ruta se marca con la aceptación de la realidad. Negarse en aceptar la realidad genera resistencias que impiden la creación de condiciones para fluir ("flow"). En ese proceso, es posible que la frustración se haga presente. Cuando nos sentimos frustrados es porque nuestra realidad no encaja con lo que esperábamos. Pero la frustración que surge por las vidas no vividas nos sirve para identificar nuestros valores, deseos y prioridades de nuestras vidas que sí vivimos. (Phillips, A. 2012. Missing Out: In Praise of the Unlived life).

Estas palabras son vacías ante condiciones extremas que muchos están pasando, y no pretendo desnaturalizar o ignorar la realidad de muchos. Pero espero que lleguen a que puede que le sirva para levantar esos ánimos caídos: trata de replantear los limitantes como oportunidades, encuentra formas de relanzarte por medio del estudios (muchas opciones en línea) o la innovación de su línea de servicio. Que nadie rompa tus sueños, que nadie te diga que no eres suficiente y que no eres prioritario. No despreciemos nuestros talentos, pongamos estos a la obra.

Y recuerden que aun en momentos de crisis como los que vivimos, todas las personas tienen el derecho a ser tratadas con la dignidad que se merecen.

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