Un día como hoy

Por Herman Duarte, originalmente publicada en LPG

Cae el sol. Son 37 o 38 grados los que alumbran el recorrido, es un día soleado, con cielos azules y sin nubes. Ese es el ambiente con el cual produzco la combustión necesaria para romper la barrera de las primeras 100 calorías que producen las primeras gotas de sudor que nacen desde mi frente, y que lentamente van cayendo por mi rostro. El cuerpo, así, empieza un juego de química digno de un libro completo, el Dr. Frank Suárez explica de forma simple y sencilla un poco de las capacidades del cuerpo y su poder de autorregeneración.

La primera vez que escuché eso, de la regeneración celular, fue cuando éramos amigos cercanos con Ricardo, seguimos siendo amigos, pero no como antes. Su amistad recuerda que todo invierno tiene su primavera; y todo verano su otoño. Es decir, que todo llega a su tiempo. En esas épocas era usual que me compartiera "trivias", como cuando me dijo sorprendido: "Cada 7 años, nuestras células re-escriben todo nuestro cuerpo, una y otra vez". También fue él quien me enseñó el mejor blog que existe en el internet: "Wait but Why". Cualquiera que revisa ese blog encuentra en esas notas decoradas con dibujitos el principio básico de Leonardo Da Vinci y su manera de afrontar la vida: La curiosita. Pues ese es el punto inicial de la combustión cerebral: ser excesivamente curioso para entender cómo funcionan las cosas.

Ese afán de curiosidad lo he visto en don Luis y su gusto por documentales del Discovery Channel y en NatGeo. A él siempre le interesó aprender de la sabia naturaleza. Su prudencia, resiliencia y tranquilidad es reflejo de lo que supongo ha absorbido por años de ver esos documentales. Al igual que su fuerza, garra y sagacidad cuando le ha tocado defender lo que considera justo. No hay huracán, ni terremoto; mayoría, ni consecuencia, que le hagan cambiar de parecer cuando algo va en contra de lo que su corazón considera como justo. Creo que eso es lo que más admiro de él. Eso y su lealtad. Basta con recordar que Séneca dijo: "La lealtad constituye el más sagrado bien del corazón humano".

Sigo pedaleando, esta vez más fuerte, y las gotas se han transformado en corrientes. El cuerpo ha decidió expulsarlas, los mares se abren paso, saltando mis cejas y corriendo por encima de mi ojo el izquierdo (el que lleva la firma del Dr. Willy Korn, el cirujano que me salvó de ser pirata), hasta seguir su recorrido –como empujándose unas a las otros, recreando una escena propia del Estadio Cuscatlán o redondel de El Espino– y caer en el asfalto que voy dejando atrás, gracias a los 10 o quizá 15 kilómetros por hora que mis piernas me permiten, a los 32 años y con algunas semanas de haber aprendido utilizar. Tengo claro que, para eliminar 1 tan sola libra requiero quemar 3,500 calorías, lo cual significa unas dos horas en tiempo. El tiempo, explica Carlo Rovelli, pasa más rápido en la costa que en la montaña. Séneca también dedicó gran parte de su erudita vida, al ser un iluminado, a bajar información para dar herramientas para darle sentido a la realidad. Su carta 191 "Del uso del tiempo" es prueba de los calificativos con los que honro su memoria.

Pedaleando, encuentro la tranquilidad que la vida se vive hacia adelante, pero se entiende viendo hacia atrás. Si los rechazan de una universidad, de un trabajo, o una beca no se sientan mal por eso, sigan adelante. Tenga fe en el proceso de la vida, tengan fe que su tiempo va llegar. A mí me rechazaron de Harvard dos veces; pero entré a LSE, con una beca años después. Opté (en 2012) como a 30 trabajos y todos me dijeron que no, hasta que en 2012 me salió trabajo en Costa Rica y ahora ya voy por el cuarto año de tener mi empresa. Sigan adelante, cumplir sus sueños no depende de nadie más que de ustedes. Y recuerden que su sueño puede empezar a cumplirse un día como hoy.

Corolario: no olviden vivir su vida, no la de nadie más.

Anterior
Anterior

¿Qué quiero de la vida o qué ofrezco a la vida?